El proyecto La Salud de la Tierra

 

El pasado 22 de octubre, los alumnos de 1º y 2º de ESO se embarcaron en una emocionante aventura científica: el proyecto La Salud de la Tierra. Al inicio de la jornada, los estudiantes no sabían con exactitud en qué consistiría la actividad. Les dimos algunas pistas y los preparamos para lo que les esperaba, pero sin desvelar todos los detalles. Lo único que sabían era que, días antes, se les había pedido traer unas muestras de tierra.

 

 

Cuando comenzó la actividad, recibieron sus cuadernillos con una mezcla de curiosidad e incertidumbre. En las primeras páginas encontraron la información clave para desarrollar su tarea: ¡tenían que analizar las muestras de tierra! Entre exclamaciones de sorpresa e incredulidad, observaron las herramientas a su disposición: ¿Soldadores de estaño? ¿Voltímetros? Las preguntas no tardaron en surgir: ¿Cómo hacemos esto? ¿De qué dependen los resultados? ¿Qué significa la conductividad en la tierra?

 Primeros pasos y descubrimientos

 

Organizados en grupos, los alumnos más analíticos comenzaron a preparar las herramientas, mientras otros se dedicaron a planificar los pasos necesarios para tomar las medidas con el voltímetro. Aquí y allá surgían preguntas técnicas, y no faltaron momentos de experimentación para aprender a soldar cables o interpretar valores.

Entre risas y alguna frustración inicial, todos fueron avanzando. Ninguno de ellos había utilizado un soldador o un voltímetro antes, y mucho menos imaginaban que con estas herramientas podrían medir la salinidad de la tierra. Sus reacciones —una mezcla de sorpresa, duda y entusiasmo— nos recordaron las nuestras cuando nos enfrentamos al proyecto por primera vez como docentes. Poco a poco, fueron resolviendo sus dudas y entendiendo los conceptos.

 

Reflexión y análisis

 

Tras completar las mediciones, los grupos analizaron los datos obtenidos. Compararon los resultados de las distintas muestras y comenzaron a detectar patrones, relacionándolos con factores ambientales como la contaminación o el uso humano del suelo. La reflexión fue un momento crucial: ¿Cómo afecta la actividad humana a la salud del suelo? ¿Qué relación tienen estos datos con la presencia de microbios y la biodiversidad?

 Presentaciones y conclusiones

 

Durante la segunda parte de la jornada, los alumnos organizaron sus conclusiones y prepararon presentaciones para compartir sus resultados con el resto de la clase. Cada grupo explicó su proceso, los desafíos encontrados y las conclusiones obtenidas sobre el estado de los suelos analizados. Al final, votaron la presentación más clara y mejor trabajada, fomentando el espíritu de colaboración y el reconocimiento mutuo.

 

 

Un aprendizaje para todos

 

Para los docentes, esta experiencia también fue un reto lleno de aprendizajes. Ver cómo los alumnos enfrentaban la incertidumbre inicial, se maravillaban con sus descubrimientos y superaban las dificultades nos recordó el valor de este tipo de proyectos.

Este no fue solo un ejercicio de ciencias: ayudó a los jóvenes a desarrollar confianza en sus capacidades, a trabajar en equipo y, sobre todo, a reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestro entorno. Estamos deseando continuar con los próximos proyectos. ✨